viernes, 9 de julio de 2010

La Serie Inconclusa... (Cuento)

Hoy me he levantado con ganas de caminar por la ciudad sin sentido alguno porque pensé que a los fans les agradaría que yo me encuentre con algún conocido o algún desconocido que busque problemas. También me hacía falta un poco de inspiración, ya que escribo canciones pero hacía días que no escribía algo bueno y me deprimo cuando no lo hago. Todo marchaba bien porque, a pesar de que era un día en pleno invierno, el sol calentaba mis mejillas que días anteriores hubieran estado heladas. Pero de pronto recibo una llamada inesperada de mi madre quien, en ese momento, trabajaba en mi ciudad de origen, diciéndome que debía volver a casa porque el tiempo podía ponerse feo. Yo le insistí y le seguí insistiendo un rato largo, contándole que a los fans no les gustaría que me vuelva temprano. Y su respuesta fue lo que me hirió. Me dijo que yo sabía que eso no era verdad y colgó.

La verdad… ¿qué es la verdad? No es algo que yo pueda describir con total facilidad y certeza. Pero lo que sí sé es que cada uno de los seres humanos tiene su propia verdad. La mía era trabajar de actor, alegrar las mañanas y las tardes de las personas que miraban mi serie y seguir las instrucciones y consejos de mi querido director, al que admiro y respeto mucho.

Hay veces que pienso que nada es verdad pues, la existencia es demasiado frágil. Pienso que la cosa más simple e insignificante de todas puede acabar con mi vida en sólo un minuto. Y lo que veo por televisión no me hace cambiar de opinión. Tantos accidentes, asesinatos y atentados me hacen pensar que el hombre ha perdido el camino que Dios nos tenía preparado.

Sin embargo, hay cosas que uno siempre puede estar seguro de que son reales como la familia, el hogar, el estudio, mi serie y mis fans. Sé que vivo temporalmente en Rosario, donde estudio medicina y que mi familia me espera en el lejano Salto de Buenos Aires. Lejano es una forma exagerada de llamarlo porque sólo queda a unas horas de aquí. Mientras hago todo esto también trabajo en mi serie ya que mis fans me siguen las 24 horas del día, los siete días de la semana, todo el año.

También sé que la verdad duele. Pero siempre pensé que es mejor saberla y aceptarla que vivir en una cruel mentira. Aunque esté acostumbrado por mi programa, esto no me hace invulnerable a las mentiras de mis seres queridos. Los engaños, las traiciones… no estoy y jamás estaré listo para esas cosas.

Mientras volvía a mi casa en esa enorme ciudad, me crucé con un joven que no parecía tener malas intenciones. Pero me equivoqué. Me golpeó en el estómago y caí al piso llorando por el dolor y la furia que sentía al no poder levantarme. “Qué gran idea” pensé al ver la dramática escena que se le había ocurrido al director. El desconocido me pedía todo el dinero que llevaba en mi billetera, pero yo era el héroe, no podía dejar que se salga con la suya. Lo pateé lo más fuerte que pude en su pierna y luego de dar un grito de dolor, sacó un arma blanca de su abrigo e intentó acabar con mi vida clavándola en mi estómago. Yo sólo reía, entonces me miró sorprendido y me dejó tirado allí desangrándome.

De repente la escena se llenó de gente, todos me rodeaban, me preguntaban cómo me encontraba y gritaban que llamaran a la ambulancia. Yo sólo esperaba allí tranquilo porque pensaba que no podía ser el final de la serie en ese momento, pues, había muchas cosas inconclusas.

Mi celular comenzó a sonar y luego de poder encontrarlo en mi mochila, atendí. Era mi madre preguntando si ya estaba en casa y yo le respondí que nunca dejé de estar en ella, la actuación era mi hogar. Corté rápidamente y empecé a pensar en todo lo que le quedaba por vivir a mi personaje, todos los amores, todas las peleas, todas las oscuridades y todas las iluminaciones. Emocionantes aventuras me esperaban después de este trágico episodio.

Comencé a escuchar las voces de las personas cada vez más despacio hasta que de pronto dejé de escucharlas. Y todo se apagó.

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